martes, 24 de agosto de 2010

Fixture 2010 Segundo Semestre

       
Aqui Encontramos Las Fechas En Las Cuales Nuestro Equipo Atletico Nacional Dara Encuentro Con Los Diferentes partidos en las difernetes ciudades y canchas del pais donde el equipo tratara de dar lo mejor de si, y nesecita una gran compañia de la hinchada mas grande de Colombia LOS DEL SUR.

Este Semestre queremos la copa y el equipo nesecita de todos nosotros de nuestro apoyo.

Titulos Locales...!!

1954: El bautizo


Corría el año de 1954 y se desarrollaba apenas el séptimo campeonato de fútbol colombiano. Ya habían sido campeones Santa Fe, Caldas, y Millonarios, este último en 4 oportunidades y llegaba el año verdolaga. De la mano de Humberto “Turrón” Álvarez, el cuadro verdolaga vencía a Independiente Medellín 1-0 en la última fecha y daba la vuelta olímpica frente a su tradicional rival.
El torneo arrancaba de la mejor forma para los dirigidos por el argentino Fernando Paternóster. Las primeras 16 fechas del campeonato, los verdolagas estuvieron invictos, hasta el partido contra Boca Juniors donde se perdió el juego, no el destino. Se trataba de la única derrota del campeón en ese año.

Y con “Turrón” jugaban algunos ídolos inolvidables del firmamento verdolaga como Gabriel Mejía, Ulises Terra, Atilio Miotti (primer extranjero en la historia de Nacional), Hernán Escobar, Nicolás Gianastasio, Ignacio Calle, Domingo Alberto Pepe, Miguel Angel Zazzini, Casimiro Avalos, y el goleador Carlos Gambina quien con 21 tantos llevó a Nacional a la cúspide del torneo patrio por primera vez en la historia. Era también la primera ocasión en que un jugador verdolaga quedaba como cañonero del rentado. De esta forma el Atlético Nacional hacía su bautizo como campeón del fútbol colombiano. Ya todos sabemos que luego vendrían los demás sacramentos del principal equipo colombiano de todos los tiempos.

 1973: Caía el viacrusis


 Luego de una sequía de 19 años que amagaba infinita, Atlético Nacional conquistaba su segundo campeonato bajo las órdenes de César López Fretes. Se trataba de un equipo que priorizó el trato de la pelota y el juego fluido como mecanismos de triunfo. Y desde aquellas épocas el paladar del hincha verdolaga se convirtió en el gusto por el buen fútbol, por el buen trato de la pelota y por la perfecta elaboración de jugadas ataque para ganar y gustarle a la gente.

Era un equipo que ganaba en cualquier cancha. Tenía experiencia en sus jugadores, jerarquía en sus líderes, astucia en sus individualidades y potencia en su columna vertebral. Por donde se mirara a ese equipos, estaba dos escalones más arriba que el resto de sus oponentes y por eso consiguió no solo el título, sino que por primera vez en nuestra historia, lo hizo por fuera de Medellín y en un reducto ingobernable como el Pascual Guerrero de Cali. Tonificaban una linda historia para Nacional: ganar en cualquier latitud, y ante cualquier camiseta.

Y no era para menos. Con solo mencionar los nombres de aquella gesta, el lector de estas letras debería sacarse el sombrero: Gerardo Moncada, Gilberto Salgado, Tito Gómez, Abel Álvarez, Francisco Maturana, Teofilo Campaz, Víctor Campaz, Hugo Horacio Lóndero, Raúl Navarro, Jorge Hugo Fernández y Gustavo Santa. De pie señores.

Nacional conquistaba el título el domingo 16 de diciembre gracias a un triunfo en Cali ante Deportivo Cali con gol de título para Hugo Horacio Lóndero a los 20 minutos de la parte complementaria. Por primera y única vez en la historia el cuadro verdolaga daba la vuelta en el estadio Pascual Guerrero. Se terminaban casi dos décadas de sufrimiento. 20 años infames para el sentimiento verdolaga que a partir de esa fecha nunca dejó de celebrar.

             1976: La triple corona

Manizales se convertía en el epicentro de un nuevo festejo verdolaga gracias a que en el estadio Palogrande los verdolagas derrotaban a Caldas 2-0 (El primero de Jorge Ortíz y el segundo de Eduardo Emilio Vilarete). Tan solo habían pasado 3 años del segundo título y el hincha verdolaga se acostumbraba a festejar seguido. Gracias, especialmente, a la mística que le imprimió al equipo (y al fútbol colombiano) un sabio llegado de argentina para dirigir al campeón: Oswaldo Juan Zubeldía.

“El Troesma” llegó en agosto a Nacional, lo encontró del décimo puesto para atrás, le descubrió las debilidades, le potenció las virtudes y en cuatro meses lo sacó campeón. Un grande en toda la dimensión de la palabra. Como lo necesitaba Atlético Nacional para pulir su historia. Como lo requería la historia verdolaga.

1981: Tetracampeón

De la mano nuevamente del sabio argentino Oswaldo Juan Zubeldía, Atlético Nacional conquistaba su cuarta estrella colombiana y comenzaba a erigirse en uno de los más grandes clubes del fútbol patrio. Con su sabia conducción, el cuadro verdolaga sepultó a todos sus rivales en el cuadrangular final y ni Junior, ni América ni Tolima pudieron acercársele siquiera en la lucha por el título.

Con jugadores inolvidables como César Cueto, Hernán Darío Herrera y Lorenzo Carrabs, además de Pedro Sarmiento, Héctor Dragonetti, Guillermo La Rosa, Luis Fernando López, Carlos Maya, Víctor Luna y Eduardo Vilarete, más el famoso “Kinder de Zubeldía”, que era el mote con que nombraban a los jóvenes talentos verdolagas que apenas hacían sus primero pinitos en el fútbol colombiano como Norberto Peluffo, Carlos Ricaurte, Gabriel Jaime Gómez y otros más, los verdes llegaban al olimpo del balompié nacional y los miraban a todos desde arriba.

Gracias a una victoria 1-0 ante América de Cali en el Atanasio Girardot, mediante gol de cabeza de Pedro Juan Ibagüen ante cobro de tiro de esquina de César Cueto, los verdolagas sacaron a pasear el carro de bomberos por toda la ciudad que enloquecida vitoreó a sus ídolos. Para la historia quedó registrada la pierna izquierda del mejor jugador que se ha vestido de verde: César Cueto.

1991: Solo colombianos

La mejor década de la historia comenzaba con Hernán Darío Gómez posesionado como técnico verdolaga. Y con él como guía de puros colombianos, Nacional alcanzaba su quinta corona, primera vez que solamente jugadores nacionales alcanzaban tal logro en la historia. “Bolillo” le impuso temple y personalidad al equipo y Nacional, que a seis fechas del octogonal estaba eliminado, puso garra y coraje para encasillar 18 fechas históricas que terminaron con la coronación luego de dos cuadrangulares complicados.

Con jugadores de la talla de Andrés Escobar, Giovannis Cassiani, Diego Osorio, León Villa, Luis Fernando Herrera, Omar Franco, Gabriel Jaime Gómez, Ricardo Pérez, Mauricio Serna, Alexis García, Luis Alfonso Fajardo, John Jairo Tréllez, Rubén Darío Hernández, más la exquisita aparición de la dupla más recordada de la historia de Nacional conformada nada ni nada menos que por Faustino Asprilla y Víctor Hugo Aristizábal, los verdes se ceñían una nueva corona al escudo y catapultaban la alegría de le gente que festejó el título sin parar.

Merced a una victoria por marcador de 2-1, nuevamente ante América de Cali, y gracias a dos anotaciones conseguidas por Alexis García de penalti y Luis Alfonso Fajardo de soberbio disparo, se pudo voltear un marcador adverso a favor de América y despedir el año con un nuevo título que tiene precisión calendaria en el 20 de diciembre de 1991. Si a todo esto se le suma que con esto se despidió al doctor Gabriel Ochoa Uribe de la dirección técnica en el fútbol, el logro trasciende aún más. Nacional era pentacampeón. Su pueblo no paraba de celebrar.

1994: El título de René

Ya Atlético Nacional no tenía la constelación de estrellas de años anteriores. El grupo se había mermado en calidad y en cantidad. Habían salido Francisco Maturana y Hernán Darío Gómez de su seno hacia la Selección Colombia y las riendas del equipo las había agarrado el jericoano Juan José Peláez. Nacional no despertaba favoritismos de nadie. Interiormente, el equipo sabía a qué jugaba.

Poco a poco se fue conformando una nómina interesante. Y Nacional iniciaba con pie derecho su participación. Campeón del torneo Apertura, del Finalización, del primer cuadrangular y del segundo cuadrangular, hecho que solamente había realizado en una ocasión América de Cali. Los verdes ganaron todo lo que jugaron y se coronaron campeones el 19 de diciembre de 1994 gracias a un gol agónico de Juan Pablo Ángel ante Medellín.

Y entre los monstruos de aquella faena estaba nada más ni nada menos que René Higuita quien conseguía su único título colombiano luego de pasar un año tras las rejas, soportar la muerte dolorosa de Andrés Escobar, observar el retiro por amenazas de Gabriel Jaime Gónez y regresar para decir que era el mejor. Además de él, estaban Nixon Perea, Víctor Marulanda, Edgar Cataño, Víctor Aristizábal, Alex Comas, Daladier Ceballos, Luis Fernando Herrera, Mauricio Serna, Alexis García, José Fernando Santa y Alirio Serna, entre otros.

Nacional bajaba del firmamento su sexta corona, la colgaba del escudo y acostumbraba a sus feligreses a celebrar a menudo. Nuevamente con solo colombianos, los verdolagas daban la vuelta olímpica frente a sus seguidores y sus rivales, y se mimetizaba de leyenda.
 
1999: De nuevo ante América

Otra vez un 20 de diciembre, Atlético Nacional se coronaba campeón del fútbol colombiano. Otra vez ante América de Cali, los verdes daban una vuelta olímpica. Por séptima vez en 42 torneos patrios, el cuadro verdolaga terminaba como campeón, esta vez de la mano de Luis Fernando Suárez quien agarraba al equipo en agosto (primero estaba el argentino Reinaldo Merlo quien por su fútbol defensivo no conquistó al aficionado verdolaga) y lo sacaba campeón en diciembre.

Ya no existía la definición de cuadrangular todos contra todos sino que el campeón de junio se enfrentaba al campeón del Finalización. Y el campeón del torneo del segundo semestre fue Nacional, quien en una final apretada ante Independiente Medellín lo derrotó por marcador de 1-0 mediante tanto conseguido por Wílmer Ortegón, apeó a su tradicioonal rival de la final y ante América de Cali a partidos de ida y vuelta logró la séptima coronación de la historia.

El primer partido en Cali concluyó igualado a un gol y el tanto del empate providencial lo conquistó Oswaldo Mackenzie sobre la hora en el partido en el Pascual que tuvo en Miguel Calero al protagonista del partido en una jugada en la que “El Tigre” Castillo lo desbordaba para anotar el segundo tanto y el portero verdolaga lo derribaba fuera del área para ser expulsado. De no haberlo hecho, el tíutulo se quedaba en Cali.

Aparte de Calero, estaban jugadores como Robinson Martínez, Wílmer Ortegón, Ever Palacios, Pedro Álvarez, Víctor Marulanda, Leiner Orejuela, Alex Comas, Dúmar Rueda, Carlos Castro, Lucio España, Henry Zambrano y otros más. Todos ellos se encargaron al final del siglo de entregarle la corona al conjunto más representativo del balompié nacional en el siglo que se marchaba para siempre. Juntos, arañaron parte del espacio sideral y bajaron otro lucero para el escudo verdolaga.

2005-I: Héroes de leyenda

En 2005 Atlético Nacional repetía vuelta olímpica y convertía aa dos de sus jugadores históricos en héroes de leyenda puesto que ambos se convertían en los únicos futbolistas que pasaron por el club y le dejaron 3 títulos colombianos: Mauricio Serna y Víctor Hugo Aristizábal.

Ellos en compañía del argentino Hugo Morales, el venezolano Jorge Rojas, más Aquivaldo Mosquera, Humberto Mendoza, Andrés Saldarriaga, Camilo Zuñiga, Felipe Chará, Héctor Hurtado, Edixon Perea, José Amaya, Jair Rambal, Oscar Echeverry y Carlos Díaz, entre otros, llevaron al éxtasis a la afición más popular de Colombia y posibilitaron un carnaval sin precedentes en el país. Esa noche de junio de 2005 la ciudad enloqueció y el carnaval se presentó en cuanto sitio y esquina existiera en Medellín.

Bajo la sabia conducción de Santiago Escobar y Juan Jairo Galeano, Nacional llegaba a ocho coronas nacionales, se acercaba a América con doce y Millonarios con trece y lograba enterrar dos finales perdidas de forma consecutiva que herían profundamente el sentimiento verdolaga. La final contra Santa Fe fue una prueba fehaciente de la grandeza que había alcanzado el club puesto que para la final, por suspensiones y lesiones, los verdes no pudieron contar con siete jugadores titulares (Chará, expulsado en el 0-0 del partido de ida en Bogotá, Perea y Rojas por lesión, y Amaya, Hurtado, Mendoza y Mosquera por sanción) y con cinco elementos de los reservistas (Juan Carlos Mosquera, Hugo Soto, Robinson Muñoz, Carlos Álvarez, Cristian Marrugo) venció a un Santa Fe timorato que quería los penaltis para llevarse la gloria pero que a falta de 10 minutos para el final del partido se le complicó el destino cuando Carlos Díaz y Oscar Echeverry le entregaron a Nacional una nueva felicidad, la octava en su historia al embocar en el mismo arco de las alegrías del 99 y el 91, una nueva estrella patria.

2007-I: Se adelantó la novena

Usted, que todavía anda en celebraciones: ¿recuerda cómo inició esta historia? Pocos creen que fue desde diciembre en los días en que se elegía el equipo. Y la verdad es que fue ahí, aunque ya lo haya eyectado de la memoria. Quintabani se sabía capaz y fue el fogonero de la maquinaria. Y en ese entonces estuvo tan sereno como el domingo del infierno y la consagración. Desde antes había sido el artífice, en compañía del Presidente Víctor Hugo Marulanda Velásquez, del cambio que trascendía los maquillajes ocasionales de un torneo nuevo en disputa. Expuso sus ideas y comenzó a diferenciarse de sus antecesores.

Se hizo amigo de los jugadores. Pero con rasgos de humildad y de colectividad como no permitir que los futbolistas llegaran por separado a los entrenamientos, sino todos juntos en el bus desde la sede administrativa. Sitio en donde todo el personal se encargaba de motivar diariamente a los jugadores, inyectándole a cada uno, ese toque de clima laboral perfecto que se vive por estos meses en la institución. El primer round estaba ganado. Su mensaje fue bien recibido, y pudo aposentarse en el escalón de confiabilidad y respeto que deben tener los guías naturales. Por eso se convirtió en un trasmisor de ideas desde la sugerencia. Convencido y convincente.

Y con esos ingredientes pudo armar un equipo que siempre supimos a qué jugaba. A ser generoso y solidario con el espectáculo. A progresar por abajo, a dejarse tentar por las triangulaciones. A agradar a la tribuna gracias a la forma en que se conquistaban los goles. A sorprender con el cambio de ritmo y las llegadas por el costado diferente a por donde se iniciaban las jugadas. A perforar por afuera y rematar desde adentro.

Y gracias a que Nacional no se traicionó durante el semestre, ni siquiera cuando las cartas llegaron mal barajadas tras la derrota en Armenia y el empate en el minuto 93 contra Pasto de local, se pudo llegar con fe al ascenso del rendimiento. Aquél lejano día de la fiesta de los 60 años contra América, cuando a pesar de tres lesiones (Galván, Murillo y Echeverri) Nacional ganó 4-0 y disparó su convicción. Y la feligresía.

Hasta llegar al día de los globos, las banderas y el éxtasis. La tarde-noche de los extintores, el papel picado, los gorros y algunas bengalas. Unos chorizos verdes y blancos que transformaron las tribunas del Atanasio en una pancarta verdolaga. Hasta que el temblor contagioso de las 17:21 del domingo 17 de junio nos invadió a todos, cuando Víctor Aristizábal asomó su cabeza por el túnel encabezando la última fila triunfal, hasta la fecha, de Atlético Nacional en su historia.

La historia dirá que apenas sobre la hora Nacional redondeó el título con el gol épico de Diego Toro que ya está en la videoteca de todo el pueblo verde. Seguramente no tendrá memoria para indicar que en los últimos 20 minutos Nacional se arrimó con peligro de gol en 8 ocasiones, mientras el Huila solamente llegó una vez. La ansiedad, la presión y la sed de leyenda no permitían ni pensar ni tener paciencia. El partido era para haberlo definido mucho antes. Por esas cosas del fútbol, solamente se pudo hacer a falta de 3 minutos para el final. Espacio pequeño para comenzar a festejar en grande. Para levantar la copa y brindar por tantas y tantas cosas.

Pero sobre todo por entender que no alcanzaba con saberse el mejor como en muchas ocasiones, sino que había que demostrarlo. Por ganar tres puntos cuando no había méritos para ganarlos, demostrando que la mística es propia de nuestra historia. Como antes, los partidos cerrados se resolvieron favorablemente, entregando ese plus de antaño que hacía que los hinchas fueran tranquilos a cualquier latitud. Por eso se instalaron en el escalón de las deidades verdolagas. Porque acaban de ingresar al hall de la fama labrando una bella historia. Nacional campeón 2007. De aquí a la eternidad.



2007 II: Por fin Bicampeones





Atlético Nacional en el semestre fue un equipo infartante cuando Carmelo explotaba, Aristizábal se enchufaba y Aldo Ramírez tenía juego armónico. Hay un axioma del deporte que es hasta más viejo que el fútbol: cuando se juntan los que saben, se potencian los rendimientos. Y eso sucedió con Nacional 2007. El cuadro que hizo delirar a su afición con la consecución del primer bicampeonato de su historia y de la historia de los torneos cortos en nuestro país.

Luego de casi cabalgar el torneo regular con 38 puntos de 54 posibles, llegaron los cuadrangulares que comenzaron de la peor forma: Aristizábal lesionado el resto de su carrera deportiva y gol para el triunfo de Galván en clara posición adelantada que comenzó a tejer cualquier tipo de historias en contra de Nacional. Las telarañas obviamente las ponían los rivales, especialmente la prensa caleña y bogotana que se resistían a ver otra coronación nacionalista. Pero nunca tuvieron en cuenta que si a Nacional le dieron, también le quitaron. ¿O acaso escucharon a alguien decir que antes del gol de Galván hubo penalti de Vanegas sobre Muñoz? Ninguno. La influencia de la suerte es igual a la de los árbitros: hoy te hace perder, mañana ganar. Lo que pasa con la suerte es que hay que buscarla al frente con criterio y no esperar a que favorezca atrás encerrados. Ahora, cuando se lesionó Aristizábal y los rivales creyeron que Nacional se venía abajo, el cuadro verdolaga dejó su impronta, ratificó su método, recreó su búsqueda y pateó el tablero de aquellos que sospechaban que el gigante iba a ser fisurado por el peso de las circunstancias adversas. Se equivocaron.

Nacional acostumbró a las Empresas Varias de Medellín a recoger la grandeza del club cada que concluye un semestre. Y toca agradecer porque nos tocó ser aficionados de un equipo en cuya paleta de colores no existen los grises. Todo es arco iris. Concluyó un año que no merece esta crónica sino que merece un canto. Y todos los hinchas decimos que la alegría la sentimos en el alma. Y es muy probable que la definición no resulte estrictamente académica. Ni nada técnica. Pero es rigurosamente exacta.

Todos estamos soñando el mejor sueño que nos podamos imaginar: el de la mágica realidad. Y se recuerda la fiesta de toda esa gente verdolaga a la que para dar todo les alcanza con casi nada. Por eso envolvieron en cuestión de 72 horas, dos estadios en un óvalo en populares, preferencias y orientales, con la pintura espectacular de los colores vigentes: el verde y el blanco. Y ahí es donde uno piensa que en la calle dicen que la barra de Nacional es la mejor. Pero se quedan cortos. Los hinchas están hoy por hoy con tanta gloria conjunta, motorizados a alentar en una especie de reflejo condicionado del fisiólogo Iván Pavlov, es decir, juega Nacional, hay que gritar.

Los gritos estaban cargados de felicidad y solo los escuchaba Dios. El único que escucha cuando habla el alma. Un equipo es una fuerza colectiva confiable, inteligente, sólida, equilibrada y capaz de imponer sus virtudes individuales aún en los pasajes desfavorables, mientras que un equipo inmaduro se equivoca donde no lo debe hacer (en las dos áreas), duda, se deja ganar por la inseguridad y no sabe como monitorear o poner en órbita un partido que viene torcido o se presenta complejo. Por eso tantos festejos en 2007. Nacional no ha necesitado un maquinista de emergencia porque la locomotora nunca estuvo fuera de control.

Ese equipo recuperó la auténtica mística verdolaga de ir tranquilo a cualquier cancha. Porque ganó partidos que venían torcidos como el de Cúcuta. Y por eso la afición de Nacional se mimetizó con una de las más impresionantes óperas de gratitud a sus colores y a sus jugadores en ese 19 de diciembre que entró en la memoria de todos. NACIONAL BICAMPEÓN. Pucha, ¡qué lindo suena! ¡¡¡ NACIONAL BICAMPEÓN!!!
 

Campeon De Libertadores..!!

A partir de 1987, bajo la orientación técnica de Francisco Maturana, Nacional ha vivido el proceso más laureado que ha tenido en su historia. Desde ese año nunca ha bajado del cuarto lugar en el rentado colombiano y, en 1989, se consagró campeón de la Copa Libertadores al derrotar en la final al Olimpia de Paraguay, un partido que se disputó en Bogotá, que se definió en tiros desde los 12 pasos y en donde René Higuita desequilibró la balanza al atajar varios de estos cobros.
Era la época de Leonel Alvarez, Luis Carlos Perea, Luis Fernando Herrera, Andrés Escobar (q.e.p.d), Alveiro Uzuriaga (q.e.p.d), Luis Alfonso Fajardo, John Jairo Tréllez, Alexis García y muchos más que vivieron la etapa más gloriosa de un club colombiano en el exterior. El sueño culminó en el último minuto de los tiempos suplementarios de la Copa Intercontinental, cuando Alberigo Evani, del Milan de Arrigo Sacchi, marcó el único gol de la final de clubes. Cuando Francisco Maturana abandonó la dirección técnica del Nacional y se ocupó de la Selección Colombia en 1990, Hernán Darío Gómez lo remplazó.

"El Bolillo" entregó otro nuevo título en 1991 con los delanteros Faustino Asprilla y Víctor Hugo Aristizábal. Además de ellos, conformaban la nómina de Nacional Herman Gaviria, Diego Osorio, León Fernando Villa, Mauricio Serna, Víctor Marulanda, Geovannis Cassiani y Níver Arboleda, entre otros.

El paso de Hernán Darío a la dirección de la Selección Colombia dejó el camino abierto para que llegara al banco verdolaga Juan José Peláez, quien llevó a Nacional a ser nuevamente campeón del fútbol colombiano en 1994, con un equipo en el cual estaban Higuita, Aristizábal, Serna, Alex Comas, José Fernando Santa, Víctor Marulanda, Juan Pablo Angel, Francisco Foronda, Francisco Mosquera y algunos otros. Luego de este título Nacional disputó la final de la Copa Libertadores en 1995 ante Gremio de Brasil. Perdió en Porto Alegre 3-1 y empató en Medellín 1-1, por lo cual sólo alcanzó el subtítulo del torneo.

Una vuelta olímpica más llegó en 1999 bajo la orientación de Luis Fernando Suárez y de los jugadores Miguel Calero, León Darío Muñoz, Robinson Martínez, Néider Morantes, Oswaldo McKenzie, Pedro Alvarez, Dúmar Rueda, Freddy Grisales, Carlos Vilarete y Milton Patiño, entre otros.

Las campañas de Nacional en los últimos 13 años han despertado el interés no solo en Colombia, sino en el mundo. Por eso vende jugadores al exterior, gana títulos en Colombia, triunfa afuera de su tierra y este detalle lo convierte en el equipo
colombiano más representativo de nuestro país. No en vano sus hinchas dicen que el último campeón del siglo XX debe ser el mejor equipo del siglo anterior: Nacional.

Era un sueño ambicioso. Se trataba de convertir al Atlético Nacional en un equipo que hiciera honor a su nombre, integrado únicamente por jugadores colombianos. Un cuadro criollo protagonista del torneo colombiano y que poco a poco pudiera avanzar en el afianzamiento de un estilo propio que nos abriera amplios horizontes en el futuro.

Hoy, medio siglo más tarde de su aparición, con el nombre de Atlético Municipal, vemos con satisfacción que buena parte de los objetivos se han cumplido.

Cincuenta años a lo largo de los cuales el equipo verde y blanco de Antioquia se ha consolidado como el verdadero símbolo del fútbol colombiano.

Cinco décadas llenas de logros y satisfacciones. Ocho estrellas en el torneo de la Dimayor. La primera en el 54 cuando apenas se consolidaba el fútbol nuestro, además de importantes títulos internacionales entre ellos la codiciada Libertadores, hasta el día de hoy en poder de sólo uno de los 18 equipos profesionales del país. Dos Merconorte, dos Interamericanas, un subcampeonato de Libertadores y un sin fin de presentaciones por fuera del país que respaldan el título del Rey de Copas impuesto por nuestra hinchada a lo largo de nuestra historia.

Antes de iniciar un recorrido por cada uno de los años en los que hemos alcanzado una estrella, hagamos un breve repaso por esos que antecedieron el primer título.

La historia nos habla de cinco décadas llenas de triunfos. Un inicio en 1947, fecha en la que según los registros se consolidó el nacimiento del Club Atlético Municipal. Pero realmente nuestros inicios se remontan a 1942 cuando dos equipos, uno de excelente toque y muy buen fútbol ( el Unión) se unió a otro, no tan bueno, pero si entusiasta llamado Indulana y vestido en ese entonces con camiseta verde y pantaloneta roja.

A partir de esta fecha y hasta 1947 el equipo jugó diversos compromisos, viajó a la capital, intervino en la Copa Club Unión con Huracán, hoy Millonarios, y jugó con el Medellín dando origen a los clásicos. Transcurridos algunos años una enorme crisis se apoderó del fútbol de nuestro departamento y fue así como en 1947 y ante los repetitivos descalabros deportivos frente a los equipos del país, la prensa local empezó a presionar con el fin de conseguir la profesionalización del fútbol.

Apareció entonces el Ingeniero Luis Alberto Villegas, un aficionado del deporte que concibió la idea de crear una sociedad comercial dedicada a estimular los deportes y a establecer el fútbol y el baloncesto profesionales en Antioquia para lo cual se dio a la tarea de buscar adeptos, principalmente entre sus colegas. Las pautas de inicio del proyecto presentadas por el ingeniero tenían que ver principalmente con el aporte económico que deberían realizar todos los nuevos socios y que consistía en 100 pesos cada uno. Se necesitaban entonces 500 socios que reunieran cincuenta mil
pesos. Se pagarían veinte pesos al momento de ingresar a la sociedad y los ochenta restantes en un máximo de doce cuotas mensuales. Fue así como el viernes 7 de marzo se consolidó el nacimiento de la institución bajo el nombre de Club Atlético Municipal. Un año después nació la Dimayor y con ella el fútbol profesional de nuestro país. 17 de los 22 jugadores que conformaban el equipo fueron inscritos para el primer torneo que culminó el 19 de diciembre.

La Hinchada..!!




Ser hincha de Nacional tiene características definidas que solamente el ser verdolaga entiende, comprende, identifica y acepta sin discusiones. Llevar adentro al cuadro nacionalista, para muchos, va más allá del resto de las cosas. Perfil.

Hay varias palabras para definir a aquellas personas que se acercan a un estadio de fútbol a acompañar a sus equipos. Está el simpatizante, el hincha, el aficionado y el fanático. El simpatizante es aquél que de vez en cuando asiste al estadio, pregunta por el equipo los domingos pero no se contenta ni demasiado con el triunfo, ni se pone tan triste con la derrota. Simplemente está interesado en el equipo por tener la información a la mano para tener tema para hablar en su círculo íntimo. El fanático es aquél que no acepta otras posturas sin aceptar que pueden existir otros equipos mejores, ni aunque la razón a leguas, esté de parte de su interlocutor.

El aficionado o el hincha es aquél del verdadero perfil verdolaga. Está siempre con el equipo, en las buenas y en las malas, acompaña al 95 por ciento de los partidos del año y solamente una enfermedad o las vacaciones por fuera de la ciudad, le impiden asistir al estadio una vez al año, tiene recuerdos en el estadio desde que estaba recién desempacado de la cuna, acompañó en varias ocasiones por tierra o aire a su equipo en otras ciudades colombianas y tiene en su corazón tanto la alegría de los triunfos, como las cicatrices de las derrotas. Pero tiene algo en común que lo identifica y a nuestro modo de ver, además, lo califica: es capaz de sentirse perdedor y aplaudir al rival de turno cuando éste demuestra que en la cancha fue superior. Y ese es un gesto de nobleza y de comprensión del juego, que es difícil de notar en las demás aficiones de los otros equipos. Un ejemplo contundente: Ciciliano fue aplaudido en el partido contra Millonarios cuando seguramente en Bogotá nunca van a aplaudir a un jugador vestido de verde y blanco.

El hincha verdolaga es el que piensa que Nacional está primero que el resto, pero acepta ser segundo. Es el que se enfurece cuando ve a su equipo inmiscuido con los de mitad de tabla para abajo porque su grandeza le impide igualarse con equipos chicos. Es aquél que disfruta día a día de las noticias verdolagas. Es el que tiene conocimiento del fútbol internacional y conoce a la perfección el juego. El que tiene paladar de fútbol fino, bien jugado y elaborado y se siente ofendido con los balones de punta y para arriba. Es el que cambia la mejor fiesta del mundo por el mejor programa dominical: ir a ver a Nacional. Es el que se siente orgulloso del promedio de asistencia que genera el equipo. Es el que viste con orgullo la camiseta verdolaga, sin importar si es domingo o lunes. Si hay torneo o vacaciones. Es el que, en definitiva, le entrega grandeza al equipo a partir de su conocimiento, su aliento y su amor por el club, sus vitrinas y sus colores.

Y lo mejor de todo es que sin saberlo, entre todos, afirman una identidad que desconocen. Se ponen de acuerdo en la tribuna sin que haya coordinador general, para saber a quién aplauden, a quien chiflan y a quien le conceden el silencio. Todos saben en qué momento hacer lo que hay que hacer, sin que nadie les diga nada. Y esa catarata de emociones es compartida. Por eso al mejor estilo mosquetero, se armoniza la convivencia en el estadio de parte de la familia verdolaga: todos para uno, y uno para todos.


Pocas Pasiones Como Esta...!! Nacional El Orgullo De Mi Pais

Grandes Idolos Del Nacional..!!

... TANTOS IDOLOS... TANTA GLORIA!!  

Andrés Escobar Saldarriaga (Q.E.P.D.)
Nuestro Inmortal #2, el mejor defensa del Colombia en toda su historia, su muerte causó dolor nacional y mundial, sin duda el jugador más querido de la hinchada, el más recordado, su trabajo y categoría le dieron el calificativo de "El Caballero del Fútbol". Campeón con Nacional en 1989.

Hernán Darío "Bolillo" Gómez
Como buen paisa, es un "berraco hechado pa' lante" que le dió el ´título a Nacional en 1991, técnico ejemplar. Campeón con Nacional en 1991.
 
Francisco "Pacho" Maturana
Figura en el Nacional de 1973 y 1976, gran defensa. Como técnico obtuvo la Copa Libertadores de América en 1989, ¿que más se puede decir?. Campeón con Nacional en 1973, 1976 y 1989.
 
Faustino "Tino" Asprilla
Infalible en el área, goleador nato, marcó 35 goles con Nacional. Campeón con Nacional en 1991.Víctor 

Hugo Aristizábal
¿Que más se puede decir del máximo goleador de Nacional en su historia?. Sus 151 goles llevaron a Nacional a consolidarse como un Grande. Campeón con Nacional en 1991

 Mauricio "Chicho" Serna
Sus ganas (entiéndase "guevas") lo convirtieron en un gran volante de contención de Nacional, su entrega total lo destacaron enormemente. Campeón con Nacional en 1991 y 1994.

 René Higuita " El Loco" 
Como "El Loco" ninguno, sin duda el mejor arquero de Nacional en su historia, marcó una época en la historia de Colombia, sus momentos más memorables: Los 4 penales atajados en la final de la Libertadores 89, "El Escorpíon" en Wembley y el golazo a River Plate en 1995. Campeón con Nacional en 1989 y 1994.

Albeiro "El Palomo" Usuriaga (Q.E.P.D.)
7 goles en la Copa Libertadores 1989, figura contra Olimpia en la final, por siempre en la eternidad verdolaga. Campeón con Nacional en 1989.